La conflictiva construcción del Estado liberal (1833 - 1874) - Bloque 6 EBAU 2024

El período comprendido entre 1833 y 1874 en España fue una época de intensos cambios políticos y sociales que marcaron la construcción del Estado liberal. Durante estos años, el país experimentó una serie de conflictos y transformaciones que reflejaban la lucha entre las fuerzas conservadoras y liberales por el control del poder. En este bloque, analizaremos el reinado de Isabel II y el Sexenio Democrático, así como las principales políticas y conflictos que caracterizaron este periodo crucial en la historia de España.

Índice

    El reinado de Isabel II (1833-1868): la primera guerra carlista. Evolución política, partidos y conflictos. El Estatuto Real de 1834 y las Constituciones de 1837 y 1845

    Guerra Carlista

    El inicio del reinado de Isabel II y la Primera Guerra Carlista

    El reinado de Isabel II comenzó en 1833 cuando tenía solo tres años de edad, tras la muerte de su padre, Fernando VII. La sucesión al trono desencadenó un conflicto conocido como la Primera Guerra Carlista, en el que se enfrentaron los partidarios de Isabel II, defensores del liberalismo, y los carlistas, partidarios del hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro.

    La Primera Guerra Carlista se prolongó durante varios años y fue una lucha feroz entre las fuerzas liberales y conservadoras. Los carlistas buscaban restaurar el absolutismo y el Antiguo Régimen, mientras que los isabelinos luchaban por mantener el Estado liberal y la Constitución de 1812.

    Durante esta guerra, la monarquía se vio en grave peligro debido a las luchas internas y las tensiones políticas. Los carlistas, apoyados principalmente por los sectores conservadores y tradicionalistas, consideraban que Carlos María Isidro tenía un derecho legítimo al trono, mientras que los isabelinos defendían el derecho de Isabel II, que era la heredera legítima según la ley sálica.

    Evolución política, partidos y conflictos

    El reinado de Isabel II estuvo marcado por una política caracterizada por la inestabilidad y la división entre diferentes facciones. El sistema político español se encontraba dividido entre liberales y conservadores, y cada grupo defendía sus propias visiones sobre cómo debía organizarse el Estado.

    Los liberales, influenciados por las ideas de la Revolución Francesa, abogaban por un sistema político democrático y la separación de poderes. Por otro lado, los conservadores defendían un sistema político más centralizado y un papel predominante de la monarquía en la toma de decisiones.

    Estas diferencias políticas y la polarización entre liberales y conservadores llevaron a constantes conflictos y crisis gubernamentales. Durante el reinado de Isabel II, se sucedieron numerosos gobiernos y cambios en la estructura política, lo que dificultó la consolidación de un Estado liberal sólido y estable.

    El Estatuto Real de 1834 y las Constituciones de 1837 y 1845

    En un intento de resolver la crisis política y social que enfrentaba España, en 1834 se promulgó el Estatuto Real. Este documento, propuesto por el general liberal Francisco Martínez de la Rosa, pretendía conciliar las demandas de los liberales y los absolutistas.

    El Estatuto Real establecía una monarquía constitucional y otorgaba a la monarquía un poder amplio y centralizado. Sin embargo, también reconocía algunas libertades individuales y limitaba el poder de la Iglesia. Aunque fue aceptado por los liberales, no logró satisfacer a los carlistas ni a los sectores más conservadores, lo que llevó a la continuidad de la Primera Guerra Carlista y a la inestabilidad política.

    En 1837 se promulgó una nueva Constitución que restableció la Constitución de 1812, conocida como "La Pepa". Esta Constitución reafirmaba los principios liberales y democráticos, estableciendo una monarquía constitucional y garantizando derechos y libertades individuales.

    Sin embargo, la Constitución de 1837 también enfrentó dificultades en su implementación debido a las divisiones políticas y las tensiones entre liberales y conservadores.

    En 1845, se hizo un nuevo intento para redactar una Constitución que pudiera ser aceptada por ambas facciones políticas. La Constitución de 1845 fue un intento de equilibrar las demandas liberales y conservadoras, estableciendo una monarquía constitucional y una estructura política más centralizada.

    A pesar de estos esfuerzos, la inestabilidad política y la falta de consenso político continuaron durante el reinado de Isabel II, lo que dificultó la consolidación de un Estado liberal y estable en España. La lucha por el poder y las constantes crisis gubernamentales marcaron este período de la historia española y sentaron las bases para los acontecimientos que seguirían durante el Sexenio Democrático.

    El reinado de Isabel II (1833-1868): las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz. De la sociedad estamental a la sociedad de clases

    Durante el reinado de Isabel II, se llevaron a cabo dos importantes procesos de desamortización con el objetivo de liberar tierras y bienes comunales que estaban en manos de la Iglesia y los municipios.

    La primera desamortización, conocida como la desamortización de Mendizábal (1836), fue impulsada por el ministro de Hacienda Juan Álvarez Mendizábal. Esta medida buscaba obtener recursos para el Estado mediante la venta de tierras y bienes comunales de la Iglesia y los municipios. Como resultado, muchas tierras fueron adquiridas por la burguesía y los terratenientes, lo que profundizó las desigualdades sociales y económicas.

    La segunda desamortización, conocida como la desamortización de Madoz (1855), fue impulsada por el ministro de Hacienda Pascual Madoz. Esta medida fue aún más radical y afectó a una mayor cantidad de bienes comunales, lo que llevó a una mayor concentración de tierras en manos de unos pocos propietarios.

    Estas desamortizaciones tuvieron un impacto significativo en la estructura social de España. Antes de las desamortizaciones, la sociedad española estaba basada en un sistema estamental, en el que cada grupo social tenía roles y privilegios establecidos.

    Con las desamortizaciones, se produjo una transformación hacia una sociedad de clases, en la que la burguesía y los terratenientes adquirieron un gran poder económico y político. Al mismo tiempo, las clases trabajadoras y campesinas se vieron empobrecidas y desposeídas de sus tierras y medios de subsistencia.

    Esta transición hacia una sociedad de clases contribuyó a la creciente polarización social y a las tensiones políticas que caracterizaron el reinado de Isabel II.

    El Sexenio Democrático (1868-1874): la constitución de 1869. Evolución política: gobierno provisional, reinado de Amadeo de Saboya y Primera República

    El Sexenio Democrático y la Constitución de 1869

    El Sexenio Democrático fue un período crucial en la historia de España que abarcó desde 1868 hasta 1874. Comenzó con la Revolución de 1868, conocida como "La Gloriosa", que derrocó a Isabel II y llevó a la proclamación de un gobierno provisional.

    La Revolución de 1868 se originó en un contexto de descontento social y político, marcado por la inestabilidad política, el descontento popular y la crisis económica. La sociedad española exigía cambios y una mayor participación política, lo que llevó a la caída del régimen isabelino.

    En 1869, se promulgó la Constitución de 1869, que establecía un sistema político parlamentario y garantizaba derechos y libertades individuales. Esta Constitución reflejaba el deseo de establecer un sistema político más democrático y participativo.

    Evolución política durante el Sexenio Democrático

    Durante el Sexenio Democrático, España experimentó una serie de cambios políticos y experimentó diferentes formas de gobierno. Tras el gobierno provisional, se proclamó el reinado de Amadeo I de Saboya, un rey extranjero que fue elegido por las Cortes Constituyentes para ocupar el trono español.

    Sin embargo, el reinado de Amadeo I fue breve y tumultuoso, marcado por la inestabilidad política y la oposición de diferentes facciones políticas. En 1873, se proclamó la Primera República Española, que fue un intento de establecer un sistema político republicano y democrático en el país.

    La Primera República Española y su caída

    La Primera República Española enfrentó numerosos desafíos y conflictos internos. La falta de consenso político y las tensiones entre facciones políticas llevaron a una inestabilidad constante.

    Además, el país enfrentó dificultades económicas y sociales, lo que generó descontento entre la población. Finalmente, en 1874, la Primera República Española colapsó y se restableció la monarquía con la proclamación de Alfonso XII como rey.

    El Sexenio Democrático fue un período de intensos cambios y experimentación política en España. La promulgación de la Constitución de 1869 reflejó el deseo de establecer un sistema político más democrático, pero también enfrentó desafíos y resistencias por parte de diferentes grupos políticos. El reinado de Amadeo I y la proclamación de la Primera República Española fueron intentos de encontrar una forma de gobierno estable y representativa, pero también estuvieron marcados por la inestabilidad y la falta de consenso político.

    El Bloque 6 de la Historia de España abarca un periodo crucial en la construcción del Estado liberal, en el que España enfrentó intensos conflictos y transformaciones políticas y sociales. El reinado de Isabel II y el Sexenio Democrático marcaron una época de luchas y experimentación política en la que se buscaba encontrar una forma de gobierno que reflejara los valores y aspiraciones de la sociedad española. Sin embargo, la inestabilidad política y la falta de consenso político dificultaron la consolidación de un Estado liberal sólido y estable. Estos acontecimientos sentaron las bases para los futuros desarrollos políticos y sociales en España y son fundamentales para comprender la evolución de la historia y la identidad del país.

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