Historia y progreso en el pensamiento ilustrado - Tema 14 Filosofía EBAU 2024
El nuevo concepto de historia
En el contexto del pensamiento ilustrado, el concepto de historia experimentó una redefinición significativa que marcó un cambio paradigmático en su comprensión. Los filósofos ilustrados, en su búsqueda por liberar a la humanidad de las cadenas de la ignorancia y la superstición, se propusieron abordar la historia desde una perspectiva novedosa y racional.
Uno de los principales impulsores de este nuevo concepto fue Giambattista Vico, cuya obra "Ciencia nueva" (1725) se destacó por su enfoque científico de la historia. Vico sostenía que la historia no era simplemente una sucesión de eventos aleatorios y desconectados, sino que obedecía a leyes y patrones discernibles. Propuso que la sociedad y la cultura evolucionaban siguiendo un ciclo recurrente de nacimiento, crecimiento, decadencia y desaparición. De esta manera, la historia se concebía como un proceso dinámico y cíclico, donde los acontecimientos adquirían un sentido y una comprensión a través de la interpretación y la razón.
En el contexto del pensamiento ilustrado, la redefinición del concepto de historia también fue abordada también por destacados filósofos como Montesquieu y Voltaire, quienes aportaron perspectivas únicas que enriquecieron la comprensión del pasado y su relación con el progreso humano.
Charles de Montesquieu, en su obra "El espíritu de las leyes" (1748), fue un pionero en la aplicación del método científico al estudio de la historia y la política. Propuso la teoría de la separación de poderes, que influyó en la concepción de la estructura de los gobiernos modernos. Montesquieu argumentaba que la historia de una nación estaba estrechamente vinculada a su sistema político y a la distribución del poder. De esta manera, la historia se convertía en una herramienta para comprender la evolución y el funcionamiento de las sociedades, así como para identificar las bases de su desarrollo o decadencia.
Por otro lado, François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, también contribuyó significativamente al pensamiento ilustrado a través de su vasta producción literaria y filosófica. En sus obras, abogaba por la tolerancia religiosa, la libertad de pensamiento y la crítica a los abusos de poder. Voltaire entendía la historia como una fuente de aprendizaje, donde los errores del pasado debían ser reconocidos y corregidos para avanzar hacia una sociedad más justa y progresista.
Este nuevo enfoque de la historia fue trascendental, ya que implicaba que los seres humanos eran capaces de comprender y explicar su propio pasado, presente y futuro mediante el ejercicio de la razón y la investigación científica. De este modo, la historia dejaba de ser un mero relato pasivo para convertirse en un campo de estudio activo, donde el conocimiento histórico se erigía como una herramienta poderosa para el progreso y la mejora de la sociedad.
La idea de progreso
La idea de progreso fue un pilar fundamental del pensamiento ilustrado y se manifestó en diversas obras filosóficas y literarias de la época. Filósofos y pensadores como Voltaire, R. Turgot y Condorcet desempeñaron un papel destacado en el desarrollo y promoción de esta noción.
Voltaire, conocido por su escepticismo y crítica a las instituciones y dogmas religiosos, también abogó por la idea de progreso en su obra "Cándido o el optimismo" (1759). A través de la historia del joven Cándido, Voltaire pone en tela de juicio la creencia en un mundo perfecto y armonioso, y argumenta que el progreso humano es posible mediante el uso de la razón y el conocimiento. Su visión optimista del progreso y la capacidad de mejora de la sociedad influyó en la mentalidad ilustrada.
Por otro lado, R. Turgot, un economista y político francés, también fue un defensor destacado de la idea de progreso. En su ensayo "Reflexiones sobre la formación y distribución de las riquezas" (1766), Turgot argumenta que el progreso económico y social es alcanzable a través del libre comercio y la eliminación de barreras y restricciones que limitan el desarrollo económico. Su enfoque en la prosperidad y el avance material impulsó la idea de que la humanidad podía alcanzar un mayor bienestar y prosperidad mediante la aplicación de principios racionales en la organización económica.
Asimismo, el marqués de Condorcet, en su obra "Esbozo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano" (1795), presentó una visión optimista y evolutiva de la historia humana. Condorcet creía en la capacidad del ser humano para superar obstáculos y avanzar hacia un futuro mejor, basándose en el conocimiento y la razón. Su esbozo abarcaba diversos campos del saber y vislumbraba un futuro en el que la ciencia y el progreso intelectual transformarían la sociedad en una más justa y perfecta.
Los filósofos ilustrados, como Voltaire, Montesquieu, R. Turgot y Condorcet, dejaron un legado duradero al promover la noción de progreso como una fuerza motriz para el desarrollo y el cambio social. Su confianza en el poder de la mente humana y su optimismo hacia un futuro más justo y próspero marcaron una nueva era de pensamiento que influyó en la sociedad y la cultura en su conjunto.
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