Los orígenes de la Filosofía Occidental - Tema 1 Filosofía EBAU 2024
Introducción
La filosofía, como disciplina intelectual y forma de conocimiento, tiene sus raíces en la Antigua Grecia. Es en esta época donde se gesta un nuevo tipo de pensamiento que busca explicar el mundo y la realidad de manera racional y reflexiva. Los filósofos griegos, a través del uso del logos, cuestionaron las explicaciones mitológicas y religiosas tradicionales, sentando así las bases para el desarrollo de la filosofía occidental.
Contexto histórico
El surgimiento de la filosofía en Grecia se enmarca en un contexto histórico y cultural específico. La ciudad-Estado de Atenas, durante el siglo V a.C., fue un importante centro de desarrollo filosófico y cultural. La expansión comercial y el contacto con otras culturas permitieron un intercambio de ideas y conocimientos que favoreció el florecimiento de la filosofía. Además, el surgimiento de la filosofía estuvo estrechamente vinculado al desarrollo de la democracia ateniense y a la búsqueda de un nuevo orden social y político basado en el razonamiento y el debate racional.
Durante el siglo V a.C., la polis de Atenas se convirtió en un epicentro cultural y político que sentó las bases para el desarrollo del pensamiento filosófico. En este período, Grecia experimentaba una serie de cambios sociales, políticos y culturales que fomentaron la aparición de la filosofía. La expansión comercial y marítima permitió un mayor contacto con otras culturas, lo que propició un intercambio de ideas y conocimientos. La sofisticación y diversificación de las rutas comerciales llevaron a la llegada de mercancías exóticas, como especias, tejidos y productos artesanales, que generaron un enriquecimiento económico para la ciudad de Atenas y sus ciudadanos. Este aumento en la riqueza material proporcionó un ambiente propicio para el desarrollo del pensamiento libre y la reflexión filosófica, ya que los ciudadanos tenían más tiempo y recursos para dedicarse a la búsqueda del conocimiento y la sabiduría.
Asimismo, el contexto político de Atenas fue fundamental para el surgimiento de la filosofía. Durante este período, Atenas experimentó un proceso de transición hacia la democracia, que se estableció como una forma de gobierno basada en la participación ciudadana y el debate público. La democracia ateniense promovía la libre expresión de ideas y opiniones, lo que favoreció el florecimiento de la filosofía como un espacio para la reflexión crítica y el cuestionamiento de las creencias y tradiciones establecidas.
La educación y el acceso al conocimiento también jugaron un papel importante en el contexto histórico de la época. Atenas se convirtió en un centro de aprendizaje y enseñanza, con la presencia de importantes filósofos, como Sócrates, Platón y Aristóteles, quienes fundaron escuelas y academias para impartir sus enseñanzas. Estos filósofos eran maestros que se dedicaban a la discusión y al diálogo con sus discípulos, lo que permitía el desarrollo de un pensamiento crítico y reflexivo entre los ciudadanos.
El contexto cultural también tuvo mucho que ver en el surgimiento de la filosofía. La poesía épica de Homero y Hesíodo, las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides, y las obras de los grandes dramaturgos y filósofos contribuyeron a la formación de una mentalidad crítica y cuestionadora, que buscaba entender el sentido de la existencia y el papel del ser humano en el mundo.
El paso del mito al logos (o pensamiento filosófico)
El paso del mito al logos representa uno de los momentos más trascendentales en la historia del pensamiento humano. Este proceso de transición se desarrolló en la Antigua Grecia, en un contexto cultural y filosófico que buscaba comprender la realidad de una manera más racional y sistemática, alejándose de las explicaciones míticas y religiosas que habían predominado hasta entonces.
El mito fue la forma dominante de explicar el mundo y sus fenómenos en las sociedades antiguas. Estas narrativas mitológicas se transmitían oralmente de generación en generación y ofrecían respuestas a los enigmas de la existencia, los orígenes del universo, los dioses y las fuerzas de la naturaleza. Los mitos proporcionaban una comprensión simbólica y metafórica de la realidad, pero no se sometían al escrutinio lógico o racional.
Sin embargo, con el surgimiento de la filosofía, se dio un cambio de paradigma en la manera de entender el mundo y la verdad. Los primeros filósofos griegos, conocidos como los "filósofos presocráticos", comenzaron a cuestionar las explicaciones mitológicas y buscaron respuestas basadas en la observación, la razón y la lógica. Estos pensadores se esforzaron por encontrar una explicación naturalista de los fenómenos naturales y el funcionamiento del universo, en lugar de atribuirlos a la voluntad divina.
Uno de los filósofos presocráticos más destacados fue Tales de Mileto, a quien se le atribuye la formulación de la primera explicación racional del mundo conocida como el "arjé", es decir, el principio o sustancia originaria de todas las cosas. Tales propuso que el agua era el arjé, la fuente primordial de todo lo existente. Otros filósofos presocráticos, como Anaximandro y Anaxímenes, también plantearon sus propias teorías sobre el arjé, sugiriendo que era lo indefinido e infinito, y el aire respectivamente.
Posteriormente, Heráclito de Éfeso desarrolló la idea del "logos", un principio de cambio y transformación constante que rige el universo. Heráclito afirmó que todo está en constante flujo y que el cambio es la única constante en la realidad. Esta idea del logos sentó las bases para el pensamiento dialéctico y la búsqueda de la verdad a través del razonamiento y la argumentación.
Por otro lado, Parménides defendió la idea de la inmutabilidad y la unidad del ser, argumentando que el cambio y la multiplicidad eran meras ilusiones de los sentidos. Esta perspectiva filosófica planteó un desafío a la concepción común de la realidad y llevó a una reflexión más profunda sobre la naturaleza de la verdad y la apariencia.
El pensamiento filosófico no solo buscaba explicar el mundo natural, sino también explorar cuestiones éticas y morales. Los sofistas, conocidos como maestros de la retórica y el debate, se dedicaron a enseñar el arte de persuadir y argumentar. Si bien algunos sofistas fueron criticados por su escepticismo y relativismo moral, su influencia en la filosofía posterior fue significativa, ya que pusieron en relieve la importancia del debate y la búsqueda de la verdad.
La pregunta por el origen
La pregunta por el origen ha sido una cuestión fundamental en la historia del pensamiento humano. Desde tiempos inmemoriales, las sociedades han buscado respuestas para comprender el origen del universo, la vida, la humanidad y todas las cosas que conforman nuestra realidad. Este interrogante trascendental ha dado lugar a diversas teorías y explicaciones a lo largo de la historia, que han sido abordadas tanto desde perspectivas religiosas y mitológicas, como desde enfoques filosóficos y científicos.
En el contexto del pensamiento filosófico, la pregunta por el origen adquiere un carácter fundamental. Los filósofos se han esforzado por encontrar respuestas racionales y fundamentadas, basadas en la observación y la reflexión, para desentrañar el misterio del origen y entender cómo surgió todo lo que nos rodea.
Una de las primeras aproximaciones filosóficas a la cuestión del origen se encuentra en la filosofía presocrática, específicamente en las teorías del "arjé" desarrolladas por pensadores como Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes. Estos filósofos buscaron un principio material o sustancia primordial a partir del cual todo lo existente se originó. Tales propuso que el agua era el arjé, Anaximandro planteó lo indefinido o lo indeterminado, y Anaxímenes sugirió que era el aire. Estas teorías marcaron el inicio del pensamiento filosófico sobre el origen de las cosas.
Los primeros filósofos griegos y su respuesta a la pregunta sobre el arjé
En la Grecia antigua, entre los siglos VI y V a.C., surgieron los primeros filósofos que se aventuraron a cuestionar el mundo que les rodeaba y a buscar explicaciones racionales y fundamentadas sobre su origen y funcionamiento. Estos pensadores, conocidos como los presocráticos, sentaron las bases de la filosofía occidental y se enfrentaron a la tarea de responder a la pregunta fundamental: ¿cuál es el principio o arjé (ἀρχή) que constituye la base de todas las cosas?
Los presocráticos se apartaron del pensamiento mítico y religioso predominante en la época, buscando en cambio explicaciones más racionales y naturales para entender el universo. Entre ellos, destacaron figuras como Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes, Pitágoras, Heráclito, Parménides y Empédocles, entre otros.
Tales de Mileto
Considerado uno de los primeros filósofos occidentales, Tales fue el primero en intentar explicar el funcionamiento del mundo sin recurrir a explicaciones míticas. Se le atribuye la búsqueda de un principio material o sustancia primordial, y propuso que el agua era el arjé, es decir, la esencia de todas las cosas.
Anaximandro
Discípulo de Tales, Anaximandro planteó la idea del "ápeiron" (lo indefinido o lo indeterminado) como el principio originario del universo. Para él, el arjé debía ser una sustancia eterna e infinita, que diera origen a todas las cosas.
Anaxímenes
Otro discípulo de Tales, Anaxímenes, propuso que el arjé era el aire. Consideraba que el aire era una sustancia primordial que, al condensarse y dilatarse, daba lugar a los distintos elementos y fenómenos naturales.
Pitágoras
Si bien Pitágoras es conocido principalmente por sus contribuciones en matemáticas, también tuvo un papel importante en la filosofía presocrática. Para él, el arjé era el número, y creía que los principios matemáticos eran la base de la realidad.
Heráclito
Heráclito planteó una visión dinámica y cambiante del universo. Consideraba que el arjé era el fuego, símbolo del constante devenir y cambio en la naturaleza.
Parménides
En contraposición a Heráclito, Parménides afirmaba que el ser era inmutable y eterno, y que el devenir y el cambio eran ilusiones. Para él, el arjé era el ser mismo.
Empédocles
Empédocles propuso una teoría basada en cuatro elementos fundamentales: tierra, agua, aire y fuego. Sostenía que el arjé estaba compuesto por la combinación y separación de estos elementos.
Estas respuestas a la pregunta sobre el arjé marcaron el inicio del pensamiento filosófico en Occidente. Cada filósofo planteó su visión particular sobre el principio originario del universo, dando lugar a diversas corrientes de pensamiento y teorías filosóficas.
Es importante destacar que, aunque las respuestas de los presocráticos difirieron entre sí, su búsqueda de una explicación racional y natural para el origen del cosmos sentó las bases para el desarrollo posterior de la filosofía y la ciencia en la cultura griega y occidental.
El legado de los primeros filósofos griegos trasciende los siglos y sigue siendo objeto de estudio y reflexión en la filosofía actual. Su cuestionamiento del mundo y su búsqueda del arjé han inspirado a generaciones de pensadores a explorar las profundidades del conocimiento humano y a indagar en las preguntas fundamentales sobre la existencia y el sentido de la vida.
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